**En
Biodiversidad virtual y tambin en
Twiter **A pesar de los raros nombres de los protagonistas de esta historia, el rotfero
Habrotrocha y la ameba
Difluglia, lo que se cuenta en ella, podra ser la de un cuento sencillo, fbula con moraleja o sin ella, como nosotros queramos, pero siempre salpicada con las gotas de los colores de la vida.La historia podra tener cualquier principio, pero la empezaremos a contar desde aqu, cuando un rotfero de cuerpo blando encontr en sus paseos por el agua una hermosa vivienda fabricada con gruesos granos de cuarzo que brillaban como los colores del arcoiris. Con curiosidad casi gusanil se aproxim, no se sabe si el rotfero
Habrotrocha llam a la puerta o al verla abierta asom su cabeza de molinillos...el caso es que parece que no encontr a nadie, estaba vaca y por dentro, las paredes lisas y suaves, hechas con un finsimo barniz de quitina, invitaban a pasar.El anterior dueo de la vivienda ya no estaba en ella, pero la ameba
Difluglia la haba construido a conciencia. spera y slida por fuera y suave y confortable por dentro. Esta casita, palacio de cristal, siempre con vistas acuticas, se camuflaba de forma perfecta entre los granos de cuarzo del fondo del arroyo y la haba dejado all, abierta, de forma generosa para quien la quisiera utilizar.Aunque es historia de otro cuento de princesas, muchos rotferos como
Habrotrocha no necesitan de prncipes para tener nios rotiferiles y ellas solitas se bastan con el arte de su magia para engendrar nuevas vidas a partir de los huevecitos que ponen. Sin ser fecundados nacen nuevas criaturas de los huevos de los rotferos...para qu complicarse la vida en encontrar una pareja ?...suponemos que pensaba la rotfera
Habrotrocha y as,
ni corta ni perezosa, deposit sus huevos en el interior de esta cuna y casa, nido y palacio de cristal..No sabemos qu ocurri mientras tanto, si los pequeos rotferos al poco tiempo de nacer salieron de su nido a buscar otras casas, el caso es que uno de ellos, se acomod muy bien en sta y tmidamente creci aqu donde slo asoma su cabeza para filtrar el agua y tomar de ella las pequeas algas y algunos restos de materia orgnica de los que se alimenta.No tiene al parecer nada que temer y como un cangrejo ermitao, pero de cuerpo blando y sin pinzas, vive dentro de su caracola de cristales, caracolita minscula que vuelve a cobrar vida con la de quien ahora la ocupa. No tiene nada que temer, ni deshaucios, ni enemigos feroces...y parece que vive feliz.Aqu termina el cuento y aqu sigue la fbula con su moraleja: La codicia es un invento humano, absurdo por innecesario, pero an ms por el dolor que puede originar. Nuestra rotfero puede estar tranquila, afortunadamente en el universo de las gotas de Agua impera la Ley de la Naturaleza, a veces dura, pero no cruel como la de los coleccionistas de viviendas vacas, billetes de papel, banqueros o gobiernos. Mientras viva,
Habrotrocha no ser desahuciada y podr vivir en la tranquilidad de su mundo acutico.La fotografa de hoy se ha tomado a 200 aumentos empleando la tcnica de campo oscuro y polarizacin y procede de unas muestras recogidas en las inmediaciones de las cumbres de Pealara por el equipo de voluntarios de la
Asociacin de Ciencias Ambientales gracias a Luis Jimnez.